Ejemplos del Internet de las Cosas para el sector sanitario

Para hacer referencia al título del artículo, en primer lugar definamos qué es el IoT o Internet de las cosas.

Cuando hablamos del Internet de las cosas hacemos referencia a todo sistema hardware que tiene conectividad entre los elementos que lo componen, asimismo alguno de estos componentes puede tener conexión con una red más amplia, ya sea con una red local (LAN) o bien con la red global (GAN) que denominamos Internet.

En otras palabras, cuando hablamos de IoT nos estamos refiriendo al universo de las cosas conectadas.

Como para aclarar una definición no hay mejor forma que poner un ejemplo, expongamos uno que muchos conocemos:

Termostato electrónico. Dicho elemento está dotado de un sensor que registra la temperatura con una conexión inalámbrica (rfid ó wifi) y que permite enlazar con un módulo actuador que activa la caldera. Si dicho actuador tiene conectividad a nuestra red doméstica de Internet, la información suministrada por el termostato la podemos recibir remotamente en nuestro móvil y actuar en consecuencia.

Un universo en expansión

El crecimiento de este mundo conectado ha experimentado una expansión notable desde que a principios del presente milenio se empezará a utilizar este concepto en las aulas del MIT.

De hecho, haciendo referencia al estudio presentado en Transforma Insights, a finales del 2019 se contabilizaron 7,6 miles de millones de dispositivos activos conectados y, según esta misma fuente, para el 2030 dicha cifra se triplicaría hasta alcanzar los 25,4 miles de millones a un crecimiento anual mayor del 10%.

Previsión de dispositivos conectados

Previsión de dispositivos conectados

 

Siguiendo la analogía del universo, donde coexisten diferentes mundos, podríamos decir que en el universo del IoT los mundos serían los múltiples sectores donde están siendo utilizados los dispositivos, algunos ya conocidos, pero otros muchos todavía por descubrir y explorar.

Resiliente Digital

Un mundo portátil

El mundo del wereable, es decir, sistemas que pueden ser portados por un usuario, es uno de los que mayor impacto está teniendo en el sector doméstico. Concretamente, las pulseras de actividad física están suponiendo uno de los ámbitos con mayor número de unidades vendidas. El éxito de Xiaomi con la serie miband o FitBitha sido indiscutible, abriendo el mercado y el camino a otras marcas para desarrollar nuevos productos que, dotados con mayores prestaciones y funcionalidades, han dado paso a los dispositivos que denominamos smartwatch.

Pero no solo se ha producido la expansión en los equipamientos centrados en la actividad física, la disminución del coste de sensores, así como de la electrónica que los procesa, ha impulsado a marcas con amplia trayectoria en el sector médico y a numerosas startups a desarrollar para el mercado doméstico productos asequibles que permiten una monitorización de múltiples indicadores del estado de salud.

Un mundo de sensores

  • Pulsioximetría
    Dentro de este sector, la primera funcionalidad que podemos destacar es la pulsioximetría, que permite de forma indirecta, no invasiva y con una precisión razonable, calcular el nivel de oxigenación en sangre y la frecuencia de pulso arterial del sujeto.
  • Glucómetros
    Según fuentes de la OMS, en 2019 había más de 460 millones de adultos diagnosticados en el mundo con alguna tipología de diabetes y este número sigue aumentando preocupantemente.
    Como en muchas patologías, el mejor tratamiento es la prevención y la constante monitorización de los índices glucémicos en sangre. Para ello el IoT tiene mucho que aportar. Sistemas como Eversense permiten un seguimiento constante y visible desde el smartphone del usuario.
  • Tensiómetros
    Otro problema actual, consecuencia de los hábitos de la población, son las enfermedades derivadas de la hipertensión. El control se realiza calculando la presión ejercida en las paredes de las arterias por el bombeo de corazón. Estas necesidades mecánicas de la medición han presentado un problema para el desarrollo de dispositivos portables por el usuario. Un ejemplo es Omrom con su Heartguide, un smartwatch capaz de medir la tensión arterial, pero con limitaciones por su poca autonomía (2 días aprox.), gran tamaño y precio elevado (más de 450 dólares).
    Esto ha propiciado la búsqueda de nuevas metodologías utilizadas por equipos como el Galaxy Watch Active2 que, mediante el análisis de las ondas de pulso, obtenidas del medidor de frecuencia cardiaca del reloj, puede extrapolar el indicador de la tensión arterial.

Otros indicadores y sensores

Existen además multitud de sensores adicionales que generan información útil para el seguimiento de patologías. Por ejemplo, medidores de capacidad pulmonar, valiosos para supervisar pacientes con problemas de asma, termómetros adheridos a la piel, esenciales para procesos infecciosos, analizadores de movimiento para evaluar patologías tempranas de párkinson, y muchos más.

¿Mundos paralelos?

De momento solo hemos hablado del sector doméstico. En el entorno sanitario, y más concretamente el hospitalario, los sistemas de monitorización y diagnóstico requieren el cumplimiento de unas normas muy estrictas y el aval de estudios médicos, un mundo mucho más complejo que se aleja del doméstico: el de la electromedicina.

Como hemos visto anteriormente, muchos de los indicadores generados con estos nuevos dispositivos se basan en el análisis de datos indirectos. Esto plantea un problema de validación médica, una barrera difícil de rebasar que ha llevado a las grandes marcas a aplazar la idea de la certificación médica de sus productos.

Lo que sí está claro es que estos dispositivos permiten generar una gran cantidad de información que, procesada adecuadamente y con la supervisión de los equipos médicos, están ayudando en la actualidad a la mejora de la calidad de la salud de los usuarios. Además, se están convirtiendo en una valiosa herramienta para el seguimiento de tratamientos post-diagnóstico.

El sector sanitario

Una herramienta con mucha proyección en el sector sanitario son los sistemas de tracking hospitalario o geriátrico. Estos sistemas permiten evaluar la ubicación de los pacientes dentro de los recintos, analizando el grado de uso de salas específicas (rehabilitación, comedor, descanso, ocio, etc.). De esta forma la institución puede optimizar los recursos disponibles y ajustar su potencial humano para ofrecer un mejor servicio.

Otros de los sistemas desarrollados con la filosofía del IoT son los multi-sensores portátiles. Sistemas portables por el paciente que, dotados con múltiples entradas para sensores adheridos al mismo, le proporciona cierto grado de libertad para poderse desplazar por el centro hospitalario, mientras que los supervisores pueden hacer el seguimiento de diversos indicadores médicos. Esto permite al paciente realizar un postoperatorio activo, con una reducción notable de los tiempos de estancia en el hospital.

Por último, hablemos de los sistemas de supervisión postural. Se trata de dispositivos en formato pulsera que, portados por el paciente, determinan la posición y su estado de movimiento. Esto permite al equipo médico prevenir la proliferación de escaras o úlceras por presión, debido a postoperatorios prolongados o en pacientes de edad avanzada y movilidad reducida.

Como hemos comentado anteriormente, las herramientas de diagnóstico basadas en IoT se encuentran en fase de validación y todavía les queda mucho recorrido. No obstante, dentro del mundo sanitario, sistemas propios del IoT y durante las fases postoperatorias y post-diagnósticas están empezando a ser herramientas de un alto valor para conseguir una mayor efectividad de los tratamientos.

Por lo tanto, es solo cuestión de tiempo, y no demasiado, que el mundo sanitario se acerque definitivamente al hogar del paciente, y no al contrario, y podamos hablar de la creación de un nuevo universo más allá del Internet de las Cosas: el del Internet de las Personas.

Autor:

Enrique López, Gerente de Hesyge Soluciones y creador del sistema Clevercare

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